martes, 21 de agosto de 2018

Anne L.





-Tranquila, hay mujeres que pueden y otras que no...-. Dijo mientras se apartaba subiéndose la bragueta y dejándome mirando hacia la pared con los ojos cuajados de lágrimas, lágrimas de dolor, dolor físico cuyo epicentro era mi as de picas.
Me incorporé, me subí las bragas e intenté sentarme no sin cierto malestar. No me consoló, y su indiferencia dolía más que mi culo.
( Continuará...)


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