martes, 9 de junio de 2015

HIPSTER SEX II






Habíamos quedado en el Orwell's. Alex se retrasaba y yo ya llevaba un par de Bombay encima. Hacia calor. Las sombras danzaban al ritmo de la música sudando. Noté que desde el fondo del local unos ojos conocidos me miraban. Se iban acercando entre las sombras danzantes hasta que los tuve frente a frente.  Olía a perfume de Dior y me dejó su aroma en las mejillas cuando me dio los dos besos de rigor.  Me pidió disculpas  pero no no me importó que hubiese llegado tarde, la espera había merecido la pena.  Nos acercamos a la barra y mientras él pedía un par de gin tonics, yo ladeé la cabeza y eché un vistazo a su culo, ¡ñam!.  Brindamos.
Al rato, yo empezaba a desinhibirme, a bailar como una posesa cuando el Dj puso "Dancing Shoes" de The Artic Monkeys.
Nos rozábamos poco a poco: la mano inocente en el hombro,  una risa en tu oído después de contarte un chiste malísimo, el roce de un dedo al coger tu cigarrillo para darle un par de caladas y echar el humo mirándome fijamente. La temperatura subía y aquel hipster me encantaba.
Salimos a tomar el aire. Demasiada ginebra, demasiada gente, demasiado agobio.
Hacía algo de fresco y se me erizó la piel, no llevaba abrigo y Álex amablemente me puso su cazadora  sobre los hombros. Sin más lo miré y me lancé a sus labios. Suaves, húmedos. Aquel beso nos encendió. Noté una hoguera en mi sexo y una especie de contracción en mi coño  que me pedía que fuera penetrado. Metí la mano en su pantalón  y su   polla estaba erecta, preparada para entrar.  Seguimos besándonos, mordiéndonos desesperados mientras nuestras caderas se rozaban al mismo compás. Metió su cara entre mis tetas y aspiró. Me cogió en brazos y mis piernas se enroscaron en su cintura mientras movía mis braguitas a un lado. Abrió su bragueta y  me penetró sin pensarlo. Mis dedos tiraban del pelo de su nuca, mientras me embestía de pie contra aquel muro una y otra vez, jadeando como animales.

Se hacía de día y me entró un apetito voraz. Me encendí un cigarrillo y comencé a caminar hacia ninguna parte  cuando escuché a Álex:
-Oye, espera ... Se te olvida esto...- dijo riendo.
Abrió su mano mostrándome mis bragas.